miércoles, 12 de septiembre de 2018

LLUVIA

A veces uno siente que está agotado emocionalmente, que ha superado límites insospechados y que la vida tiene que redirigirse como sea. CRISIS. 
Hoy ha llovido fuerte en Barcelona. Iba vestida con mis zapatitos rojos de "Dorothy" y mi vestido amarillo. Mojada hasta las rodillas y todos los brazos. He entrado en una librería y el chico de la tienda me ha dejado el paraguas. Mañana se lo tengo que llevar, está al lado del centro nuevo. El detalle del ofrecimiento del paraguas, ya me ha parecido precioso. He entrado en la librería ,justo cuando empezaba a gotear. Al ser una librería de barrio, me ha llamado la atención, por la estructura, por el color, no sé...Pero he entrado. POr un momento he pensado que igual era alguna librería especializada en algún tema, pero no. Era una humilde librería de barrio. Para qué más. 
No sé en qué estaría pensando o cómo miraría a las estanterías que el chico de la tienda se me ha acercado: 
- ¿Buscas algo en particular?
- No , solamente estoy mirando. Gracias
No sé en qué momento la conversación ha derivado a hablar del origen de nuestros padres y de la alegría y el bienestar que tienen los niños hoy en día cuando van al pueblo de sus abuelos. La misma que podía sentir yo. Estoy convencida. Ni más , ni menos. La sensación de "asalvajarse" la recuerdo como un regalo divino del cielo, que algunos tuvimos en los 80 y 90. 
La lluvia , mientras me he entretenido ha empezado a caer bien fuerte.  
Hay un club de lectura y se me ha  recomendado que lo pruebe , ya que no es nada "obligado, ni profesional". Perfecto, he pensando para mí. 
Cuando el propietario de la tienda ha visto la que estaba cayendo y que yo me iba, me ha ofrecido el paraguas: Mañana me lo devuelves. 
Estos detalles de la vida, me enamoran de la misma y a su vez, de él (jeje) ; pues me gusta la gente atenta, la verdad. 
Sé que es una simplicidad y para muchos un detalle sin más, pero me parece que no se estila (o yo estoy falta de confianza)  y entonces, lo veo como algo "odiséico" . 
He salido a la calle . En seguida se me han vuelto a calar los pies. Me he mojado de nuevo hasta las rodillas  y me he asustado por los relámpagos. Por un momento he pensado en que podría alcanzarme un rayo y me he imaginado la escena ,como si fuera un dibujo japonés. Justo entonces, he cruzado la plaza a paso ligero, medio corriendo y me he metido en una zapatería. Había un grupo de "abuelas" que se han puesto a cubierto antes que yo, al parecer. Ahí hemos estado como tres cuartos de hora esperando que aflojara.
Llovía a cántaros y  he estado bastante rato mirando hacia fuera . Había una nube gris , muy grande, preciosa, la verdad. He pensado en ti y en mi decisión y el estómago entre esos colores se medio cerraba. El respeto a uno y al resto hace crecer a las personas y a las relaciones. Estoy convencida . La lluvia hace tomar perspectiva de las situaciones para recolocarse en el estado natural de uno mismo. La calma, la serenidad. La lluvia limpia, he pensado. No sé en qué momento estoy . Mentira, sí lo sé. La crisis va más allá de un centro de interés (Jaja), va más allá , de lugares o personas, pienso.  Mi lluvia pasará y está bien que yo esté donde estoy. Aunque a ratos me moje, siempre habrá un lugar con "abuelas" donde cubrirse las espaldas y no calarse los zapatitos rojos.:)
Seguía lloviendo y esta cabecita soñadora se me ha ido a varios sitios inimaginables. La nube de tono gris claro , tomaba diferentes formas y cada vez se podía ver mejor porque detrás había una luz invernal que potenciaba ese color melancólico (probablemente un color de polución, seamos realistas ,para quitarle poesía) La lluvia amainaba poco a poco, así que he salido de la zapatería. He ido mirando al cielo parte del rato hasta que he cogido el autobús. Estaba cerca de casa pero lo he preferido. 
He llegado a casa, como era de esperar: calada hasta los huesos.
Una amiga me ha dicho: Ana, dúchate con agua caliente. Pero no le he hecho ni  caso. Mi cabeza continuaba pensando , esta vez, en las tareas de mañana  así que  me he puesto a hacer un bizcocho. Así soy yo.  Me relaja y me destensa. Vamos, me encanta.
Reconozco que  el mirar a la nube por un rato , no me ha sentado muy bien, aunque me hace estar en la irrealidad, en la fantasía.   Por suerte, he sabido salir de ella, ya que a veces,  quedarse bajo las nubes mojadas, puede ser poético pero no recomendable. Si te despistas puedes pillar una buena "galipandria".

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