SONETO VIII
Cielos entregados a vuestra lumbre,
creación de pupilas agitadas.
Vueltas al sol sin noche, desveladas,
se detienen en la terca costumbre
Y aquel abrazo tan lento en la cumbre
que separa noches,ya fracturadas
mantiene a las luces semi apagadas
y en mi interior a la triste costumbre.
Mi búsqueda en el cambio de colores,
pues la miserable ausencia se olvida
para sentir nuevamente el calor
Pronta, a la vista, los nuevos olores,
y el retorno de mi esencia movida
para gozar propiamente, amor.
26- 1- 2023
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