lunes, 12 de marzo de 2018

LAS PALABRAS SON SENSIBLES



Ser sensible a las palabras tiene su parte buena y su parte mala. Como todo. Las palabras muchas veces no van acorde con la realidad o simplemente con la nuestra y es por eso que nos frustramos . Algunas veces , las palabras nos asustan y nos limitan, nos bloquean y nos paralizan. Otras, sin embargo, nos empoderan y consiguen cambiar nuestro patrón de pensamiento, nuestra actitud, nuestra manera de vivir, incluso. Tienen gran fortaleza.
Pero...¿Hasta qué punto debemos creernos las palabras?
Supongo que debemos creernos aquellas, que van acorde con movimientos , con gestos y con actitudes.

Se me ocurre comparar la unión de la palabra con la acción (en nuestra sociedad actual) , con la mística y la unión con la divinidad, es decir algo que solamente ocasionalmente ocurre (si miramos el reflejo de políticos y demás).

Si comparamos este proceso con la MÍSTICA, en la vía purgativa o asceta, el místico se desharía de todo aquello innecesario en relación a lo lingüístico y extralingÜístico, es decir, que empezaría a hacer uso únicamente de las palabras justas y de los gestos necesarios. En la vía iluminativa el místico intentaría gestar este proceso de "menos es más" , vivirlo y respirarlo para llegar a una coherencia entre palabra y acción. Por último ,en la vía unitiva se daría la convergencia entre palabra y acción , es decir se llegaría a la coherencia entre el alma y el pensamiento y a la unión con la divinidad. ;)

Pongamos atención a las palabras , pues van acompañadas de gestos.

Ana Adán . Marzo 2018

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