“HACER EL AMOR CON LA COTIDIANIDAD” de un zumo de
naranja, de un café con una buena conversación, del deseo, del enamorarse todos
los días, de la pasión, de las sonrisas incondicionales (y con las
condicionales también; ¿Por qué no?), de la tierra que pisábamos, de los
caminos habituales y los atajos inesperados ,de
los besos (por supuesto. Siempre y de cualquier tamaño ) , de los ¿qué
tal estás?; de los “te quiero mucho” y de toda una retahíla de actos sencillos
y simplistas, que se nos pasaban por
alto pensando en las grandes vorágines que esperábamos que vinieran.
Y como con
todo eso había que hacer el amor, había
que salir cada día preparado y cargado de preservativos en la cartera, además
de con mucha energía. Porque no se podía embarazar a esa cotidianidad de
cualquier manera, ni todos a la vez .Pues muy a nuestro pesar, sería ella la que elegiría cuidadosamente y bien su
momento para dar el producto de su creación: los hábitos y las sorpresas, con
quien ella considerara propicio. Por eso mismo, debíamos representar en esa
cotidianidad lo mejor de nosotros mismos. Probablemente seríamos los elegidos. J
Ahí, en los pequeños detalles de la cotidianidad, se halla la felicidad. No todos, lamentablemente, saben apreciarlos. La literatura y la fantasía, sin embargo, caminan por otros vericuetos más inaccesibles...
ResponderEliminarVeo que te has animado a entrar en el mundo de las bitácoras. Te felicito
Abrazos, Ana
Luis,
ResponderEliminar¿sabes que no sabía si se podían ver mis escritos y me acabas de alegrar? ¡Qué lujazo ,que tú seas el primero en comentar!
Gracias